Me encierro en el lamento muerto de mi desorden
En mi carne.
En mi fé.
Retumban ecos;
la baulera, una olla, un fernet,
que vuelven reflejados
en el hielo del espejo
El reflejo deja perplejo
Al que avanza
Rueda, Corrompe
Pero no alcanza
Circulando entre las cuerdas de la vida
Rebotando como maiz
Se desparrama por el piso todo ese liquido divino de saber
Que bien adentrado en el caparazon
Se encuentra ese organo vital
Que bombea ... Fluye ... Lastima....
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