"Buenos días" dijo, mientras prendía un cigarrillo.
"En realidad, saben, no soy fumador, y no solo no soy eso", siguió luego de una tos profunda que una larga calada le produjo.
"No soy padre, no soy hijo. No soy luna, no soy sol.
La luz del sol me refleja traslúcido,
y así vagabundeo errante por los lugares que solía frecuentar.
Por los lugares en los que sentía lo que sentía cuando sentía,
porque, claro, todos alguna vez fuimos alguien. Y todo alguien sintió alguna vez.
Pero la represión, el castigo, para un alguien como yo, que ha hecho lo que yo...es eterno.
El eterno dolor de permanecer inmanente en estado de limbo. Ni muerto, ni vivo. Ni muerto-vivo.
Sin recordar ni la última alegría, sin conocer mi primer dolor.
Anacrónico en las costas del espacio suspendido quedaré,
hasta que el sentido hecho acción reacomode mi equilibrio,
provocándome así, la muerte".
Y asi sin más, desapareció y jamás volvimos a saber de el.
Fuera lo que fuera.
Fuera lo que fuera.